ESTOCOLMO


 

Que se me lleve la vida.


Por mucho que me esfuerce

en vivir sin tocar suelo,

que se me lleve la vida.


Por mucho que me esconda

del dolor y el sufrimiento,

que me arrastre como un mar

embravecido y profundo...

que me golpee contra las rocas,

me revuelque por la arena,

y me corte la respiración.

Que se me lleve la vida.


Aunque construya torres de filosofía,

altas y blancas como agujas hacia el cielo,

donde crea estar seguro

de mis propias mentiras y

mis aduladoras creencias...

Como un secuestrador despiadado,

como un ladrón de guante blanco,

o como una bola de demolición

que recalifique mi terreno...

Que se me lleve la vida.



Daré patadas, morderé,

lloraré y maldeciré.

Me resistiré con todas mis fuerzas

y dejaré mi peso muerto cuando desespere.

¡No me escuchéis, no me hagáis caso!

Pondré mil excusas, mentiré

y mataré cualquier emoción,

con tal de estar a salvo

del mayor de mis temores:


Que se me lleve la vida,

y haga de mí su poema.


Haceos a un lado los valientes.

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