EL DÍA QUE (RE)MATARON A SÓCRATES


Un buen lugar para filosofar...

Sentaos niños. Hoy quiero hablaros de filosofía... ¡No! ¡No! ¡Esperad, era broma!


Filosofía... que coñazo, por favor. Eso no sirve para nada. Estudiar a una panda de viejos chiflados que murieron pobres y locos en su mayoría. Suerte que nuestro sistema educativo va apartando la filosofía cada vez más lejos de las mentes influenciables de nuestros pobres niños.

Pues bien, para mí la filosofía fue una de las mejores asignaturas que tuve. Mi mente se sumó rápida y fácilmente a ese juego de la reflexión, la discusión, el cuestionar hasta lo más básico y darle mil vueltas a las cosas. Quizá porque tuve buenos profesores, quizá porque fumaba demasiados porros, siempre he sentido que al igual que el arte, la filosofía llenaba un hueco en mí que estaba lleno de preguntas por responder, de criticas hacia lo establecido, y de incomprensión ante los misterios más grandes. Fue un alivio que me enseñaran que no estaba solo y que mucha gente antes transitó por esos difíciles caminos.


Así que cuando llegó a mis manos una invitación para asistir a unas clases de filosofía gratuitas, llamadas "filosofía para la vida. Comparación entre el pensamiento de Oriente y Occidente" me pareció un regalo que no podía desaprovechar. ¡Apúnteme!

Y debo decir que a partir de ese momento entré en un viaje alucinante. Las clases eran en una especie de "Academia" de Platón, un lugar que funcionaba casi exclusivamente por voluntarios, y que llevaba más de sesenta años educando y luchando por un imposible: enseñar a la gente algo de filosofía en este mundo materialista que parece haberla perdido toda. Organizaban además muchas actividades de deporte, voluntariado social, ecologismo, etc... Ubicados en una casa regia en el centro de Barcelona, el lugar era como una especie de pequeña escuela, con una biblioteca a reventar de obras históricas, ensayos, ficción, y clásicos de todo tipo... lemas en las paredes como "Conócete a ti mismo"... tenían además un bar/comedor social a precios muy económicos. De hecho, cuando fui a pedir un agua en un descanso de una de las clases, me dieron a escoger entre comprar una botella por 50 céntimos o beber gratis de una especie de garrafa expendedora... ¡Gratis!

Todo esto se quedaría en nada si las clases fueran un muermo poco interesante, pero no fue así. Tuve un reencuentro con mi asignatura de bachillerato. Pese a que el nivel era bastante básico (al fin y al cabo había gente de TODO tipo y todas las edades), la profesora explicaba bien, y aceptaba y fomentaba ese tipo de clase participativa, dónde todo el mundo habla y dice lo que le parece, aunque sea la gilipollez más grande. En definitiva, las clases y el lugar eran muy interesantes, un buen entretenimiento.


Pero quizá lo más fascinante, ya me dí cuenta desde el principio, era observarme a mi mismo, ser desconfiado, cínico y materialista por naturaleza, enfrentarme a esta realidad que se me planteaba. Que existiera un sitio así, en el que un grupo de humanistas deciden hacer algo por mejorar el mundo en el que vivimos sin intentar sacar un provecho económico a cambio, y a través de algo tan etéreo, desfasado e intangible como la enseñanza de filosofía, me tocaba la fibra sensible. Apelaba a ese pequeño yo escondido y apaleado por el día a día que aun cree en la humanidad.

A la vez, aquel pequeño jardín de las delicias de amor por el saber, la cultura, y en fin, la vida, disparaba todas las alarmas de mi yo más Gollum, ese ser podrido en el que todos nos hemos convertido un poco a nuestro pesar, ese que ha aprendido a desconfiar para sobrevivir, pero renunciando a VIVIR.


Me hacía gracia estar allí, hablando de Platón y Buda, y ver como mi cerebro intentaba buscar la trampa y el cartón a todo aquello. "Demasiado bonito para ser verdad" me decía, a la vez que pensaba "Estás acabado. Para una vez que encuentras algo verdadero y ya estás intentando embrutecerlo con tu imaginación. ¿Por qué no puedes disfrutarlo y tomarlo como lo que es? No todo el mundo es tan egoísta como tú. No pises las flores solo porque no puedas olerlas".

No dudé en expresarle este mismo dilema a la profesora en la primera clase, y ella me respondió "Yo llevo aquí diez años y aún me alucina también, y me cuesta entender que exista un sitio así".

Ahora amigos, me gustaría dejaros aquí, para que pudierais sentir un poco lo que sentí yo. Que os enfrentarais a vosotros mismos y quizá poner una pequeña encuesta para ver quién gana, si nuestros Yos más cínicos o los que saben aceptar la bondad cuando la encuentran. Pero no seré tan cruel. Yo confieso, a mi me ganó la parte más desconfiada de mi mismo. Y acerté. Con gran dolor y enfado.

En el siglo XXI, si estás perdido ya no vas a la iglesia, si no a Google, pues él tiene todas las respuestas. La "Academia" de la que os he hablado se llama "Nova Acrópolis", y pese a que las reseñas de los usuarios son muy positivas, un par de enlaces son suficientes para descubrir que Nova Acrópolis tiene sede en gran parte de Latinoamérica y son considerados una secta en un buen número de países. Un grupo que es definido como teosofista que usa la filosofía de Occidente y Oriente como forma de "pescar" y luego canalizar mensajes ultra-derechistas y fascistas. No me apetece daros más detalles, podéis encontrarlos vosotros mismos. Como podéis imaginar, de repente encajaron muchas cosas en mi cabeza, pequeños detalles sin sentido del lugar que ahora encajaban perfectamente. ¿Por qué iban tan bien vestidos y te saludaban aquellas chicas rubias tan atractivas? ¿Que era todo aquello de los niveles más avanzados que decían?... ¡Oh amigos. Si las sectas existen, esta tenía que ser una!


Pese a haber estar tentado de volver al lugar una vez descubierto el pastel y quizá decirles de todo menos bonito, o hacerme el loco a ver de que formas intentaban seducirme, he renunciado a tener cualquier otro contacto con ellos. Estoy demasiado enfadado. Dolido. Y por más de un motivo.

El primero es que no puedo expresar con suficiente claridad la rabia que me genera que usen un campo del saber que para mí significó tanto y que pasa horas tan bajas como la filosofía como excusa para adoctrinar a la gente. ¡La filosofía que si algo enseña es el pensamiento critico!

Y la segunda, es que aunque yo me decanté por el "piensa mal y..." acerté, esta es una de esas victorias que en el fondo son una  derrota.

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