LAS LÍNEAS TORCIDAS

Las líneas torcidas,
renglón sobre renglón,
estúpidas palabras sin ningún sentido.
¡Dejadme dormir garabatos insolentes!
No pienso daros la inmortalidad.

Necios pensamientos,
de una necia calavera,
que ya siente el aire
sobre el reseco blanco de su hueso pulido.
Se afana en dibujar estos rayotes indescifrables.
Cromañón pinta-gacelas,
mono que llora
por sus familiares muertos,
bosquimano leyendo
los rayos y los truenos...
sin ninguna esperanza de nada.

Acuclillado, con una pequeña
libreta sobre sus rodillas,
sentado en la escalinata
de la iglesia de Lesseps,
el ser humano espera
la mano de la salvación,
la voz de la explicación y la
Idea que dé
sentido a estas letras,

Garabateadas con prisa, con ansia,
con la desesperación del sediento,
y con la rabia del que hasta ahora
solo ve líneas torcidas.

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